12.2.08

Intento de asesinato (o todos somos Al-Dossaris)

Intentan asesinar a San Valentín... pero fallan.

El periódico Saudi Gazette informó ayer que las autoridades de Arabia Saudita prohibieron el despliegue y la venta de cualquier artículo rojo desde hoy y hasta el viernes, una vez que hayan concluido las festividades de San Valentín.

¿La razón? Como bien lo dice Sheikh Khaled Al-Dossari, un eminente intelectual especialista en estudios islámicos:

As Muslims we shouldn't celebrate a non-Muslim celebration especially this one that encourages immoral relations between unmarried men and women.

[Los musulmanes no debemos celebrar una tradición no musulmana, especialmente ésta que promueve relaciones inmorales entre hombres y mujeres solteros.]

Dos cosas me llaman la atención. La primera es que nuestra cultura occidental generalmente asocia este tipo de actitudes extremistas con individuos u organizaciones religiosas fundamentalistas y/o con las personas no educadas. Sin embargo, en este caso vemos que la condena viene de un académico reputado. ¿Fundamentalista? Quizás, pero de buena educación.

La segunda es que la política de prohibición no hace más que exacerbar el problema en cuestión. En el artículo se menciona que como consecuencia de esta política dura del gobierno saudita, el precio de las rosas en el mercado negro subió inmediatamente de 1.5 riyales (US$ 0.40) hasta 30 riyales (~ ¡8 dólares!). Hasta el momento, se reporta que las florerías continuaron con su venta clandestina de rosas, tomando órdenes por teléfono y haciendo entregas a domicilio. Aquellos que no compraron flores para sus parejas y amigos dijeron que nada les impediría enviar tarjetas electrónicas de internet deseando un feliz San Valentín a sus seres queridos. Y las parejas piensan celebrar con una cena romántica en Dubai (en los Emiratos Árabes Unidos). Entonces, ¿qué es lo que ganan exactamente las autoridades con esta prohibición?

La analogía que me vino a la cabeza al leer esta noticia es la prohibición de drogas en México y en Estados Unidos. A pesar de la política condenadora que prevalece en estos y otros países (incluyendo los del Medio Oriente), el consumo de drogas es una realidad que golpea a nuestras sociedades en la cara. Así como la criminalización de la venta de rosas creó en menos de un día un mercado negro en Arabia Saudita, la prohibición de todo tipo de drogas en nuestros países promueve el comercio de estos productos bajo el agua. ¿Consecuencias? Altos precios, calidad descontrolada y consumo desmesurado.

Lo irónico del asunto es que en nuestra sociedad la prohibición también es cortesía de fundamentalistas y/o gente educada. Sin quererlo, todos somos Al-Dossaris...

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